- La víctima, sobrina política del docente juzgado, tenía 4 años cuando comenzaron los hechos, en 2002, cerca de Curuzú Cuatiá.
- Recién en 2020, en medio de una reunión familiar, la denunciante utilizó esa frase para romper el silencio sobre lo que había sufrido.
- El acusado ya tenía otra condena por el mismo delito en 2014, pero en otra escuela, la 572.
